Es importante preparar una buena confesión: ser consciente de los propios pecados y faltas, y tener un corazón dispuesto a pedir el perdón de Dios con la intención de un verdadero arrepentimiento.
Antes de ir a la confesión, reserve un tiempo de oración y use el Examen de conciencia en su totalidad y como punto de partida para ayudarlo a identificar dónde ha caído y necesita reconciliarse con Dios.
Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.
Recuerda santificar el día del Señor.
Honra a tu padre y a tu madre.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No desearás la mujer de tu prójimo.
No desearás los bienes de tu prójimo.
Una vez que sea su turno de confesarse, comience diciendo: "Perdóname, Padre, porque he pecado. Ha pasado (indicar la cantidad de tiempo) desde mi última confesión y estos son mis pecados..."
Proceda a declarar los pecados que recordó durante su examen de conciencia, arrepintiéndose genuinamente, y reciba cualquier comentario que el sacerdote tenga para usted en todo momento.
Después de cualquier diálogo, el sacerdote te prescribirá una penitencia que deberás cumplir en el momento oportuno una vez que hayas salido de la confesión y si tus pecados han sido perdonados, el sacerdote te absolverá (te liberará de tus pecados por la gracia de Dios).
¡Vayan en paz, limpios y renovados en Cristo!